Antonio Vega. Una vida entre las cuerdas by Magela Ronda

Antonio Vega. Una vida entre las cuerdas by Magela Ronda

autor:Magela Ronda [Ronda, Magela]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Biografía, Música
editor: ePubLibre
publicado: 2023-01-01T00:00:00+00:00


No me iré mañana

«Antonio, voy a hacer tu disco, aunque sea sin ti». El productor Carlos Narea pronunció esta frase en más de una ocasión durante la grabación del No me iré mañana, el primer disco en solitario de Antonio Vega.

Carlos Narea había colaborado con Nacha Pop produciendo los dos últimos álbumes del grupo y cuando Antonio comenzó su carrera en solitario en Pasion Records, le llamó para que fuera él quien produjera el excepcional primer disco que le definiría como compositor, letrista y músico.

—Joder, Carlos, perdona, tío. Es que se me ha roto el coche y resulta que me ha dejado tirado y… —explicaba Vega, mostrando sus manos llenas de grasa.

—Que sí, Antoñito, que sí, anda, venga, tira… No pasa nada —contestaba Narea, consciente de que todo era una excusa, una mentira infantil, como de un niño pillado con la cara manchada de chocolate y que niega haberse zampado la tableta entera.

—Tío, perdona, de verdad…

—No pasa nada. Ya estás aquí. Vamos a trabajar —sonríe el productor, a quien las excusas de Antonio le resultan entrañables. Antonio Vega era un tipo serio trabajando, era su primer trabajo en solitario y se jugaba mucho. Estaba totalmente enfrascado e ilusionado con aquel álbum, y el único problema serio al que tenía que enfrentarse Narea era el consabido escapismo de Antonio, que, en ocasiones, podía resultar desesperante. Además, supervisando todo el proceso estaba Paco Martín, jefazo de la discográfica, preocupado por su inversión y ya escarmentado por las históricas espantadas de Vega. Uno de esos días, Martín acudió al estudio a vigilar el desarrollo de la grabación y, cómo no, a echarle un ojo a Antonio. Allí encontró solo a Carlos Narea que aprovechaba las ausencias de Vega para preparar las percusiones que iba a incluir en el disco. De vuelta al despacho, enfadado y avinagrado, se tropezó con Nacho García Vega: «Si es que voy al estudio y tu primo no aparece y me encuentro al Narea tocando la pandereta».

La desconfianza sobre la capacidad de Antonio Vega para cumplir con los horarios y obligaciones estaba siempre presente, sobrevolando y oscureciendo cada día de grabación. Y, sin embargo, Antonio siempre cumplía, rozando el límite de lo razonable, apurando en ocasiones hasta el último segundo, terminando una letra encerrado en el lavabo o sentado en un altavoz, pero siempre cumplía. Desapariciones aparte, Antonio se metió de lleno en la grabación de su disco. Teresa, su mujer, no se separaba de él ni un instante y procuraba que cumpliera las órdenes del productor y acudiera puntual, en la medida de lo posible, a las sesiones de grabación. Antonio se lo tomó en serio, se jugaba mucho. «No le recuerdo como un tipo exigente, de hecho, yo era más exigente que él. Y ahí me echó muchas veces una mano Teresa. Recuerdo, por ejemplo, que había canciones que le decía: “Antoñito, esa estrofa la podías cantar mejor, podía estar un poquito más lo que sea”. Y recuerdo a Antonio contestando “¿Tú crees? No sé. Yo la veo bien”.



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